La pandemia nos obligó a replantear absolutamente todos los protocolos de atención, pero hay uno crucial y necesario que no se tuvo en cuenta desde un principio: la soledad en la que se encuentran los pacientes con enfermedades terminales durante su internación hasta el lamentable deceso.
Por el riesgo de contagio, todo se atraviesa sin ningún rostro querido cerca, ni una mano que los pueda acariciar. Sin embargo, en el hospital provincial Rodolfo Rossi de La Plata buscaron darle la vuelta a la situación e idearon un protocolo específico de cuidados paliativos que permite que un familiar pueda ser el sostén anímico durante la internación.
El objetivo fundamental es que el paciente transite su enfermedad acompañado por seres queridos. En el caso de los pacientes que tengan covid19, podrán tener el mismo derecho, pero sin contacto físico. Tengamos en cuenta que la mayoria de estos pacientes se encuentran en unidad de cuidados intensivos y ya se mantienen aislados de sus familiares.
El protocolo busca que estén acompañados pero sin contacto fisico directo ya que el acompañante tendrá el equipo de protección esencial. Desde la Red de Cuidados, Derechos y Decisiones en el final de la vida (CONICET), reafirman que si bien no se pueden tocar, «la palabra hablada es clave para transmitir paz o contención».
En el caso del hospital impulsor del protocolo, posee desde el 2001 un equipo de Cuidados Paliativos para enfermos terminales. En este contexto, decidieron adaptar el protocolo para que el paciente pueda tener garantizado el derecho a una muerte digna. El servicio está constituido por un equipo de salud interdisciplinario que brinda asistencia domiciliaria y en el hospital tanto al paciente como al grupo familiar, y lo que la caracteriza es que contempla las dimensiones físicas, psíquicas, espirituales y sociales del ser humano.
«A partir de la experiencia y el conocimiento del equipo de paliativos empezamos a pensar que la enfermedad y la muerte por COVID-19 es muy solitaria, y que eso impacta tremendamente en el paciente y en el proceso de duelo de toda la familia», explicó Cecilia Jaschek, actual directora ejecutiva de ese nosocomio, al explicar qué los impulsó a la creación del primer protocolo específico para estos casos.
Como parte de ese protocolo «el equipo de salud entrena con tutoriales a cada familiar que va a acompañar para que sepa cómo colocarse y quitarse el equipo de protección personal sin riesgo de contagio». Agregó que, si bien no es posible abrazar ni besar al paciente con COVID-19, «hablar sí se puede y la palabra es clave para llenar de afecto a la persona durante el tránsito de la enfermedad y en los momentos finales».
«El familiar puede permanecer el tiempo que quiera bajo las normas que indica el protocolo pero, por prevención, si decide volver a su casa debe permanecer allí durante catorce días en aislamiento preventivo, no obstante, puede reemplazarlo otro familiar bajo las mismas condiciones», precisó Jaschek.
En el Rossi también implementaron un sistema de llamados telefónicos diarios para dar el parte a familiares y un dispositivo de asistencia en salud mental tanto para el enfermo como para los seres queridos que lo necesiten.
«El protocolo está escrito con todo detalle y a disposición de todos los equipos de salud que quieran implementarlo para, finalmente, brindar una atención que contemple, además de los cuidados físicos, aspectos tan importantes para el paciente y sus seres queridos como la salud mental y espiritual», concluyó Jaschek.