21 octubre 2025
21 octubre 2025

No hay perimetral que aguante, macho || Por Florencia Torres

 No hay perimetral que aguante, macho || Por Florencia Torres

Hace 24 horas celebramos que una víctima de violencia de género pudo salvarse después de ser atacada por su ex pareja. Hoy, en cambio, asesinaron a otra en la misma ciudad. Ambos agresores tenían perimetral. Pienso, y trato de entender algo que escapa de mí sin erizarme la piel. Hubo 12 femicidios en la última semana ¿En qué le estamos pifiando?.

No importa el cómo, cuándo ni el por qué. Cualquier cifra se contrapone con lo que sostiene este Gobierno que es negar la existencia de la violencia de género, no solamente en Argentina, sino en el mundo; Porque siempre es buen momento para tener presente que Argentina fue el único país que no firmó en la ONU las políticas para poder eliminar la violencia a hacia las mujeres y diversidades en el mundo. Un vez más, un hombre decidiendo por nosotras. Inexplicable. Reprochable, repudiable.

La efectividad de las medidas para proteger a una víctima de violencia de género depende de la articulación entre diferentes organismos y la respuesta inmediata de los mismos ante los llamados o denuncias. Hablamos de denuncias en comisarías, en orden de distanciamiento/alejamiento, botón antipánico. Y no. Claro está, que algo está fallando.

Abro un portal, reviso otro. «¿Tengo miedo de que me asalten en la calle y me tiren al piso?», pienso. No. «¿Tengo miedo de ser víctima fatal por tener una ex pareja que no pueda superarme?» Sin dudarlo sí. Y cuando pienso en ese temor, también me pregunto el por qué. Paso la página y leo: Hubo 196 femicidios en lo que va del 2025 . Y ahí, sin dudarlo está la respuesta. Mi instinto de supervivencia, mi «yo mujer», comprende perfectamente que no estamos seguras. No hay perimetral que aguante.

¿CÓMO ESTARÁS, ESTELA?

Cada vez que pienso en el mecanismo técnico de un botón antipánico, pienso en los gritos de un agresor y en la mirada profunda y oscura que los atraviesa, y a su vez nos atraviesa a nosotras. Algo se paraliza, algo nos paraliza, nos hiela la sangre y hace que nuestro corazón se acelere. Algo nos deja inmóvil aunque deseemos salir corriendo. ¿Sería yo capaz de apretar a tiempo un botón antipánico? No. Con un nudo en la garganta, afirmo que no. Me viene a la mente, Estela, una mujer de 39 años que encontré días atrás y cruzamos palabras cuando se le cayó la SUBE. Llevaba a su hijo en brazos, otros dos de la mano. Arregladitos y con sus mochilitas, como quienes se fueran a pasear. Para mi sorpresa su paseo era al centro territorial de denuncias. No estaba pudiendo usar el botón antipánico en el celular y necesitaba que le actualicen la APP. Le pedí que me mostrara, nunca había visto uno. Con la mano temblorosa y sin tocar nada demás, me contó un poco lo que venía pasando hace años. «Me espera cuando salgo del EMPA, me espera cuando bajo del colectivo, él quiere volver pero yo no quiero. Se droga, me pega y se pierde. Es un monstruo. La última vez ellos se pusieron adelante«, me explica señalándome al pequeño Joel. Y pienso en él y en su nombre. Como maestra de seminario años atrás, me viene la historia de Joel a la cabeza. «¿Sabrá Estela que Joel significa «El hombre fuerte de Dios»?»«¿Seguirá creyendo en ese Dios? ¿Le pedirá que la proteja cuando todo lo demás falla?, pienso mientras la observo a ella, menudita e indefensa.

Octubre rosa, de pronto mutó y se pintó violeta. Desde que comenzó el mes de octubre hubo 13 víctimas de la más extrema violencia machista. Una mujer es asesinada cada 28 horas. Un total 197 víctimas fatales.

¿No es hora de cambiar la mirada y que el control esté sobre los violentos? ¿Sería más seguro para una víctima que su agresor lleve una tobillera y alerte al sistema cuando se acerque a la víctima antes de que sea tarde? Intento encontrarle respuestas a un sistema que sigue mostrando fallas.

Pienso en Estela y en sus chiquitos. Pienso en qué pasará con la hija de Rosa, nuestra última muerta en manos de un femicida. Pienso en esos 117 menores hijxs de víctimas de femicidios. Pienso en el femicidio que no fue ayer, pero temo en qué pasará después. Pienso en el ajuste brutal a las políticas de género. Pienso en esas 197 sillas vacías en vísperas de un diciembre desolador. Y pienso, porque otra cosa no puedo.

Florencia Torres

Noticias relacionadas