USTED SEÑALEMELO: CRÓNICA DE UNA NOCHE TRIPOLAR || Facu Santos /Emilia Gauna

“No te perderás
Es un nuevo comienzo
Sé que tu cuerpo está
Esperando el momento”
Una especie de pausa, un hiato en el clima electoral, un respiro. Una extensa cantidad de pibxs hacen cola para el concierto de la banda indie mendocina que, desde hace ya unos años viene pisando fuerte en la escena de la música a nivel nacional e internacional. Está fresco y hay un viento raro, las chicas y los chicos que esperan lo hacen entusiasmadxs, se ríen, conversan, disfrutan esta especie de demora que finalmente resulta ágil y ordenada . Las puertas se abren con anticipación para recibir a todxs lxs asistentes al show.
Adentro la energía es agradable. Tribus acoge siempre todo tipo de multitudes y esta vez no es la excepción. Al ingresar hay una mesa con remeras de la banda, listas para que lxs más fanátiquxs puedan llevarse su amuleto y hacer de este recital una experiencia difícil de olvidar.
La juventud que convoca la banda se observa desde lejos. Muchos grupos de amigxs y también muchas parejas, que en la dilación hallan el tiempo para encontrarse, estar, estar con el otrx, con los otrxs, y con otrxs. Comunidad, el arte convoca esa comunidad. Todxs están nerviosxs, excitadxs. Todxs quieren gritar juntxs, abrazarse y vociferar los versos que otros han escrito, que otros han creado como puente, como sostén colectivo. ¿Cómo va a ser la espera? Sino es ansiosa de aquellos que nos atraviesan con la música, con la voz, con la luz.
A las 21 arranca puntualmente la banda soporte que acompaña a la banda, una muchachada oriunda de México: Ramona. Son la mezcla exacta de ritmos indies, pop y rock. Suenan demasiado bien y su potencia sacude a lxs presentxs, invitando así de a poco a entrar en su mundo, el que traen, el que vienen a ofrecernos con encanto y humildad. Estos sonidos que anteceden nos dejan a todxs con la energía pronta para disfrutar lo que vendrá.
Retomamos el tiempo del aguante pero ahora sin calma. Más bien lo que aparece es la excitación plena.
Algunxs se ubican cerca del escenario, otrxs eligen la comodidad del fondo. Entre esta comunidad se puede transitar todavía. Durante todo el evento circula un hombre vendiendo latas de cervezas a diferentes precios, para evitarnos las colas interminables o la pérdida del lugar en el público.
De repente, mientras dura el intervalo, se enciende la pantalla que está en el fondo del escenario y al unísono la gente grita mientras el dedo característico de Usted que brilla detrás de las cortinas, que aún cerradas dejan entrever lo que viene. El público vitorea, aplaude, se entusiasma. Alguno que otro se prende un pucho, aparecen los clásicos lásers verdes que invitan al fumadorx a declinar esta actitud que adentro está prohibida.
Usted Señalemelo abre con la primera canción de su último y tercer disco titulada Nuevos comienzos. Un himno joven pero adulto a la ve. Digamos que serio, un poco como estos chicos, como sus protagonistas. La música que hacen es una música visceral y fresca, este disco es quizás el más prolijo, el más juguetón, y al mismo tiempo, es el que invita a pensarnos grandes.
La vibra con la que seducen es intensa pero lo que es clave es su perfecto equilibrio. Las dos horas en las que se despliega el show nuestros cuerpos permanecen entregados a un juego onírico que se mezcla con solos de guitarra y con la voz de Juan que, por momentos, nos atraviesa. La banda en el escenario se mueve con seguridad, con carisma. Las visuales y las luces completan la experiencia para terminar de darle la fantasía que tanto los representa.
Van y vienen con los temas, con solos. Suenan clásicos y cosas nuevas. Hay una suerte de complicidad entre el público y los músicos, se abren círculos que llevan a pogos entusiasmados y también intimidad.
Quizás el momento más feliz para los asistentes haya sido aquel cuando Juan invita a algún valiente a subir a tocar uno de sus clásicos con la guitarra: “Agua de marfil”. Nuestro héroe también se llama Juan y no se equivoca ni un acorde. El otro JUAN, el que vinimos a ver se acerca al público con el micrófono e invita a lxs asistentes a acompañarlo cantando las estrofas de ese tema que ya es parte de todxs.
El viaje que guió la banda fue llevando al público por distintas emociones. La respiración agitada luego de los saltos está acompañada de la calma de sus temas más suaves, generando una sensación de cercanía entre el grupo y lxs espectadores.
El final nos deja con ganas de más, pero bajan mientras tanto las energías de a poco. Las pantallas con esos osos polares enfrentados y el relato tranquilo de una voz en off finalmente nos abre las puertas para salir del establecimiento.
Transpiradxs, entre abrazos, con sonrisas y los pies cansados termina una noche increíble.