Perdona nuestros abusos
Después de haber apañado durante años con silencio e inacción los abusos de Storni, la justicia santafesina zafó a la iglesia de una millonaria indemnización: La Corte sentenció con un guiño al arzobispado y no habrá indemnización para las víctimas.
“Mienten o consintieron”. Esa siniestra descripción es la que eligió la iglesia santafesina para defender sistemáticamente al abusador Edgardo Gabriel Storni. La estrategia, nada novedosa, fue la de revictimizar a los seminaristas.
El fallo que deslinda de responsabilidad del arzobispado fue dictado el 18 de agosto de 2020 y lleva la firma de los doctores Rafael Gutiérrez, Roberto Falistoco, Mario Netri y Eduardo Spuler. Allí rechazan un recurso de inconstitucionalidad interpuesto, luego de un fallo del año 2018 donde se termina desligando la responsabilidad civil del arzobispado por los abusos cometidos por Storni. En definitiva, el máximo organismo de justicia santafesino terminó de consagrar la impunidad.
Si bien en el 2009 la jueza María Amalia Macheroni condenó a Storni a 8 años de prisión por el delito de abuso sexual, dos años más tarde una cámara penal revocó el fallo argumentando que los hechos estaban prescriptos. Es decir que el transcurso del tiempo impide investigarlos.
En el 2016, otra jueza mujer dicta un nuevo fallo contra la iglesia santafesina y la condena a pagar el equivalente a cien sueldos mínimos. Sin embargo, en el 2018 una cámara revoca el fallo y a su turno la Corte rechaza el planteo de la víctima.
Fue la propia justicia la que en el año 2002 inicia de oficio una investigación sobre los abusos de Storni. Sin embargo, ya en 1994 se hizo público que el propio Vaticano había ordenado investigar el comportamiento del, por entonces, arzobispo santafesino.
En aquel momento, distintos medios de comunicación publicaron esta información, pero la justicia se tomó 8 años en actuar. Y la consecuencia fue contundente: la mayoría de los abusos estaban prescriptos.
La iglesia no hizo nada para evitarlo, porque su investigación terminó siendo cajoneada en el propio Vaticano. Por el contrario y aunque los testimonios eran contundentes, Storni siguió al frente al clero santafesino.
Autores: Maximiliano Ahumada, Juan Manuel Berlanga.